jueves, 20 de febrero de 2014

historia del pekines

La historia del Pekinés entrelaza leyenda, religión y realeza.

Cuenta la leyenda que tiempo atrás, el poderoso rey de la selva se enamoró de un mono tití, pequeño y hermoso. Ah Chu [Hai Ho], santo patrón de los animales, favoreció el enlace a cambió de que el león sacrificase su fuerza y tamaño. Fruto de esta unión, hubo descendencia que conservó la forma, coraje y dignidad del león, con la cara insolente, intelecto y el sentimiento del mono...



La historia comienza hace más de 2000 años, en la ciudad de Luoyang [China]. Durante el reinado de la dinastía Han, se dice que el Emperador Han Ming-ti [28-75 a.C.], soñó una noche que tenía un encuentro divino con un hombre de oro, a lo que su ministro sugirió que podía tratarse de una revelación de Buda. El Emperador pidió entonces a sus funcionarios, que se aventuraran en el extranjero para recuperar el conocimiento de la fe budista. Poco después de su regreso, Ming-ti [漢明帝] ordenó la construcción del primer templo budista de China, y la fe se extendió rápidamente por todo el país.



Como resultado de este movimiento, muchos aspectos de la sociedad china fueron influenciados por el budismo, incluyendo el símbolo budista, el león al que Buda sometió. Sin embargo, a pesar de que se reverenciara a esta criatura, jamás había sido vista excepto por algunos viajeros budistas. Así surgieron las primeras representaciones para la creación de estos animales sagrados, mediante narraciones de viajeros distorsionadas con la familiaridad de los chinos con los lobos nativos. Naturalmente, la obra resultó tener una semejanza ambigua entre los leones y los perros. Esta interpretación fue aceptada como el León de Foo [石獅], guardianes del dharma imperial.


Pronto se generalizó la práctica de situar esculturas del León de Fu [Lion Foo] fuera de palacios, templos, tumbas y edificios oficiales como santos protectores contra demonios. Con el tiempo, se le consideró como un símbolo de fuerza, orgullo y prosperidad; cobrando protagonismo en las artes y literatura chinas. Esto derivó en el cuidado y cría de perros buscando esa estética, marcando el comienzo de la raza del 'perro Foo'.


El 'Perro de Fu Lin' llegó a la ciudad de Pekín durante la dinastía Ming [1368 - 1644] y residió en la Ciudad Prohibida, construida por el tercer emperador Ming, Yung Lo. A partir de 1645, la dinastía Ming cayó y subió al trono la dinastía Ching [1645 - 1912], proveniente de unas tribus tártaras provenientes del noreste de la Gran Muralla. Los perros Foo crecieron bajo el favor y la protección de la alta nobleza y los miembros de la familia real de China. Se convirtieron en compañía de alta estima, llegando a ser considerados como criaturas de la realeza. En ocasiones, eran portados en las mangas de las túnicas reales, y fueron dotados incluso, con el deber de acompañar al venerable Emperador en ocasiones importantes, en el que dos anunciarían su llegada con ladridos penetrantes y otros dos seguirían detrás portando la orla de su manto.



Inevitablemente, los perros Fu llegaron a ser considerados como 'virreyes' y 'Guardia Imperial' a los que los ciudadanos comunes debían reverenciar por tratarse de componentes vitales de la familia imperial. Se mantuvieron dentro de los muros del Palacio Imperial condenándose, bajo pena de muerte, su venta o regalo a la población común.



Dentro de los límites del Palacio Imperial, se les asignó la tarea de la crianza y el cuidado de los perros a eunucos. Y fueron redactados los 'Libros Imperiales del Perro', ilustrados con representaciones de los perros Fu más preciados, utilizados como registro del estándar de su cría. La crianza de los perros Fu fue objeto de mucha reflexión y teorización. Un método muy apreciado fue el llamado "imitación prenatal", que consistía en rodear a la madre de estímulos psicológicos a fin de enriquecer los atributos físicos de los cachorros de su vientre. Se trataba de mostrar a la madre, fotos y esculturas de los perros más hermosos, colgando los colores deseados en sus habitaciones para dormir, y ropa de cama de piel de oveja como reflejo del deseo de mantos exuberantes, con abundante plumaje.


Durante el reinado de la emperatriz viuda Tzu Hsi, también conocida como Cixi ['Venerable Budha'], desde 1862 hasta 1908, la cría derivó hacia la intención de máxima similitud con los leones, símbolos de prestigio. Mediante la selección de ejemplares, se potenció el color dorado del manto con abundante plumaje y se ampliaron sus bocas. También se apreciaba que presentaran una mancha blanca en la frente, aludiendo a la representación tradicional del gran león sosteniendo una bola de bordados entre sus pies. Este fue sin duda, uno de los períodos más influyentes en la formación de la raza del perro Fu.



Fue también en esta época, cuando la existencia de estos perros trascendió al mundo exterior. Durante la Segunda Guerra del Opio en 1860, Pekín fue invadido por el Imperio Británico causando la huída de la familia real. Se cuenta que en el Palacio de Verano, tres oficiales de la tropa británica encontraron el cuerpo de la tía del emperador, que se había quitado la vida antes de ser capturada. Alrededor, cinco perros Foo lloraban su muerte. Estos perros fueron recogidos por el ejército británico, acompañando su regreso a Inglaterra como botín de guerra.



Lord John Hay dio un par a su hermana, la duquesa de Wellington, que los llamó 'Schloff' y 'Hytien'. Sir George Fitzroy tomó otro par para sus primos, el duque y la duquesa de Richmond y Gordon. El hermano de este último, Sir Algernon Gordon-Lennox y esposa, llevarían a cabo la fundación de la línea de sangre 'Goodwood'. El Teniente Dunne presentó al quinto 'perro pekinés' a la reina Victoria, que lo bautizó como 'Looty'.

La primera exposición del pequinés fue organizada en el 'Chester Show' en Inglaterra, en 1894 por la señora Allan Loftus, cuyo marido, capitán de un buque comercial en China, le trajo un perrito pekinés. La raza ganó popularidad instantánea entre las clases altas.



Looty, el pekinés de la reina Victoria de Inglaterra


En 1896, la señora Douglas Murray hizo una sensacional aparición con los dos mejores ejemplares vistos hasta el momento, conseguidos por su marido, que tenía grandes intereses comerciales en China. Fueron los, más tarde conocidos en todo el mundo del pequinés, como 'Ah Cum' y 'Mimosa'. Lady Algernon Gordon-Lennox influyó en la señora Murray para la creación de un criadero, al que posteriormente, se unieron más fuerzas logrando el primer Campeón Inglés 'Ch. Goodwood Lo', al que pronto le siguió 'Ch. Goodwood Chum' ambos, una influencia incalculable sobre la raza.
En 1898, se elaboró el primer estándar de la raza por el 'British Kennel Club' y en 1904, se fundó el 'Pekingese Club of England'. Mientras tanto, se iniciaba también el criadero 'Alderbourne' por la Sra. Clarice Ashton-Cross y sus cuatro hijas en una combinación de Goodwood-Murray-Manchú y las líneas de sangre Broadoak-Goodwin-Pekín-Prince. Fue de gran ayuda para el inicio de los siguientes criaderos ingleses, poniendo el sello de la denominación 'Alderbourne' en todos los mejores pedigríes.



arriba: la reina Marie de Rumanía, la reina Alexandra de Inglaterra y su hermana Dagmar, la reina Alexandra, la princesa Fátima Tousson de Egipto, Mrs. Clarice Ashton Cross

abajo: CH Goodwood Chun, propiedad de Mrs. Torrens, Ogen Sha of Greystones con Mrs Hugh Duherley, y CH Chuty Too of Alderbourne

El impulso dado por la fundación del 'Pekingese Club of England' y el establecimiento de la clase 'Pekingese' en exposiciones caninas, dio un valor extraordinario a la raza. Gran variedad de criadores se unieron a las exposicines, algunos discrepantes con la normativa establecida en el 'Pekingese Club of England'. Fue los comienzos de 'The Pekin Palace Dog Club'. A pesar de las nuevas limitaciones impuestas por este club: un límite máximo de peso igual a 10 libras [4'5kg] junto a una política de calidad en lugar de cantidad, 'The Pekin Palace Dog Club' prosperó y en la actualidad aún pueden observarse muchos Campeones ingleses menores de 10 libras de peso.
Muchos más clubs de la raza pequinés proliferaron a lo largo y ancho de las Islas Británicas. Se conjuraron muchas ideas y puntos de vista diferentes. Se dio paso a la revisión del estándar de la raza, que finalmente fue modificado en 1926.

Hacia finales del siglo XIX, la emperatriz viuda entabló amistad con los Estados Unidos de América. Para mostrar su favor, regaló algunos de perros a personalidades notables, Alice Roosevelt J.P.Morgan, Miss Carl y el Dr. M.Cotton. No pasó mucho tiempo antes de que el pequinés encantara con sus maneras en América. En 1909, se fundó el 'Pekingese Club of America'.


Paralelamente en Irlanda, un respetado ministro chino Li Hung Chang, regaló otra pareja de pekineses ['Chang' y 'Lady Li'] al Mayor Heuston en reconocimiento a su servicio en China, estableciéndose el criadero Greystones La solicitud de la 'Pekingese Association of Ireland' para el registro del 'British Kennel Club' en Londres, fue hecha por el Mr. W. Clarke y Rosetta Villas, en Belfast en julio de 1910. La membresía fue concedido y registrado en el 'Kennel Club Gazette' en agosto de 1910, fundándose la Pekingese Association of Ireland. El Mayor Heuston, fue nombrado Presidente de la Asociación en 1912. El trofeo más antiguo, 'The Greystones Perpetual Challenge Cup', se encuentra aún en posesión de dicha Asociación. 'The Pekingese Association' es uno de los clubs caninos en Irlanda más antiguos. Posteriormente, fue afiliado al 'Irish Kennel Club', fundado en 1920.

Con la muerte de la Emperatriz Viuda en 1911, el largo reinado del pekinés en China llegó a su fin. Para evitar que los perritos cayeran en 'manos indignas', los funcionarios judiciales asesinaron a la gran mayoría de ellos, desapareciendo el resto. Sin embargo, la raza ya se encuentra firmemente establecida en occidente, evitando su extinción. En 1921 se produjo un nuevo brote de la crianza del Pekinés en China, pero volvió a perderse durante la Revolución Comunista. Paradójicamente, el saqueo original al Palacio Imperial de la Ciudad Prohibida fue la razón de la supervivencia de la maravillosa raza del Pequinés.



arriba: 'My Man Godfrey' [1936], from director Gregory La Cava's film

abajo: Geraldine Farrar, Lena Horner, Judy Garland, Marylin Monroe, y Jane Mansfeld

Originalmente, en la antigua China, los perros se mantuvieron por la función que tenían [ya fuera la caza, guardia, o animales domésticos de palacio] pero, sin el estímulo de la exhibición y de la habilidad y el trabajo dedicado por los amantes de pequinés, no tendríamos en la actualidad, un pekinés mucho más hermoso y resistente que sus antepasados chinos.

"They are a triumph of cultivation; the gardeners of the Summer Palace who curled the chrysanthemum petals and gently coaxed the peony buds into full flower would have understood."
 ['A Brief History of the Pekingese Dog' by Wilson Alice]

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