jueves, 20 de febrero de 2014

estándar según Fzu Shi


Permite que el perro león sea pequeño;
permite que use un manto exhuberante para dar dignidad alrededor de su cuello;
permite que exhiba el ondulante estandarte de autoridad sobre su espalda.
Permite que su cara sea negra;
permite que su vanguardia sea lanuda;
permite que  su frente ser recta y baja.
Permite que sus ojos sean grandes y luminosos;
permite que sus orejas se asienten como velas de guerra no deseada;
permite que su nariz sea como la del dios mono de los Hindúes.
Permite que sus patas delanteras sean curvadas,
para evitar que marche lejos o salga del recinto imperial.
Permite que su cuerpo tenga forma de un león cazador acechando a su presa.
Permite que sus pies tengan mechones de abundante pelo, 
que su pisada sea silenciosa; y para que su autoritario estandarte
pueda competir con el manto del yak de los tibetanos,
que floreció para proteger a los lechos imperiales de los insectos voladores.
Permite que se anime para dar el lujo de entretener por sus cabriolas;
permite que sea tímido para no involucrarse en peligros;
permite que sea doméstico en sus hábitos
para poder vivir en amistad con otras bestias,
peces o aves que se encuentran bajo la protección del Palacio Imperial.
Y sobre su color;
permite que sea el del león, un dorado cebellina,
para ser llevado en la manga de una túnica amarilla;
o del color de un oso rojo, o de un oso negro y blanco, o rayado como un dragón;
por lo que puede haber perros apropiados
para cada indumentaria del vesturario Imperial.
Permite venerar a sus ancestros y depositar ofrendas 
en el cementerio canino de la Ciudad Prohibida con cada luna nueva.
Permite que se comporte con dignidad;
permite que aprenda a morder a los demonios extranjeros al instante.
Permite que sea delicado en sus alimentos,
de modo que sea reconocido como un perro imperial por su melindrez;
aletas de tiburón e hígados de alcaraván y los pechos de codornices,
con esto puede ser alimentado;
y para beber darle el té que se elabora a partir de los brotes de primavera
del arbusto que crece en la provincia de Hankow,
o la leche de los antílopes que pastan en los parques Imperiales.
En consecuencia, se preserva su integridad y respeto por sí mismo;
y para el día que enferme, permite que sea ungido
con la clara grasa de las piernas de un leopardo sagrado;
y darle a beber la cáscara del huevo de un tordo,
completándolo con el zumo de la chirimoya en la que ha sido disuelto tres
pizcas de cuerno de rinoceronte rallado, y aplicarlo a la picadura de sanguijuelas.
Que permanezca así, pero si muere recuerda que también tú eres arte perecedero.

['Chinese Symbolism and Art Motifs', by Charles Alfred Speed Williams, 1974]


Dowager Empress swinging over Whasington DC
-painting at the Mandarin Oriental-

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